La reforma
La Iglesia de comienzos de la Edad Moderna tiende a
hacerse señorial, a acumular riquezas, y a la ostentación de ellas. El papa
tiene ambiciones políticas: se venden bulas para conseguir dinero y ventajas
políticas, y la Iglesia
se instala en la corrupción para conseguir dinero, por más que se condene la
simonía, o venta de sacramentos. Se crea una teocracia imperial, que disputa el
poder temporal al emperador. Además, la recaudación del diezmo implica un
ingreso de dinero desde todos los reinos cristianos.
En contra de esta tendencia de ostentación y lujo está el Humanismo, que aboga por
una religión interior y personal, en oposición a la religión pública de los
grandes actos. Esta idea hará que algunos miembros de la Iglesia adopten posturas
en contra de la actitud de Roma, e intenten reformar la vida eclesiástica, para
hacer de ella un modelo moral, más acorde con la predicación y el mensaje de la Biblia, ante la sociedad.
Martín Lutero (1483-1546) es el gran impulsor de la reforma de la Iglesia. Es un fraile
agustino que considera que la ostentación y el lujo de la Iglesia y del papado está
en contra del mensaje evangélico.
Su conflicto con el papado se concreta en la crisis de las indulgencias. En
1514 León X, quiere recaudar dinero para la construcción del Vaticano y la
basílica de San Pedro. Para ello vende bulas e indulgencias. Ante esta actitud
de la Iglesia,
Lutero comienza a predicar en contra de la ostentación del lujo. Esto le vale
muchos enfrentamientos con la jerarquía y el Vaticano, que culminan en 1517,
año en que publica sus 95 tesis; que pone en la puerta de su parroquia en
Wittenberg
. En ellas
condena el proceso de enriquecimiento de la Iglesia, formula un nuevo concepto del pecado y
de la penitencia, y considera que el jefe de la Iglesia debe ser el
príncipe y no el papa. Lutero considera que la Salvación sólo se
consigue a través de la Fe. No
importan los actos que se hagan, ya que todo en el mundo es pecado. Sólo la Fe salva al hombre.

La actitud intransigente de Lutero y del papa termina con la excomunión de
Lutero en 1520. Pero Lutero encuentra el apoyo de los príncipes alemanes, ya
que les da poder sobre la
Iglesia, y continúa sus predicaciones ganado príncipes y
consolidando nuevas iglesias nacionales. Sus tesis se difunden por Alemania,
junto con otros escritos. Traduce la
Biblia al Alemán, puesto que considera que todos los
cristianos deben leer la Biblia,
e interpretarla según su entender. Utiliza la lengua alemana (o la lengua
vernácula) en sus ritos, puesto que piensa que el pueblo debe entenderlos.
Exalta la nobleza cristiana de la nación alemana, e invita a los príncipes a
convocar un concilio de iglesias nacionales. Publica De la cautividad
babilónica de la Iglesia,
que es un ataque directo al papado y donde afirma que la única verdad está en la Biblia, y De la libertad
interior del cristiano donde defiende la Salvación por la Fe. Niega la doctrina de
la Iglesia y
sus sacramentos, defendiendo la fe en Cristo.
En un principio, se opone a la rebelión contra el príncipe, pero luego
justifica la sedición contra la autoridad; tras la revuelta de los caballeros
renanos, entre 1522 y 1523, la revuelta de los campesinos, entre 1524 y 1525, y
la terrible represión que desencadenó por parte de los príncipes católicos y el
emperador.
Juan Calvino (1509-1564) es otro de los reformadores de la Iglesia. Sus tesis
están directamente influidas por las de Lutero, pero las ha adaptado a las
necesidades de la burguesía urbana suiza.
Las diferencias más notables son: su creencia en la predestinación; el hombre
no puede hacer nada por salvarse, debe tener fe en Dios y en ser uno de los
elegidos, pero tiene que demostrar con sus actos que es digno de tal salvación.
Lo que más dignifica al hombre es el trabajo. Es una reforma fundamentalmente
para la burguesía, y justifica el enriquecimiento personal.
Calvino funda una iglesia con sus seguidores en la que los fieles eligen a sus
ministros.
La Iglesia
anglicana no es fruto de una reforma sino de un problema político: la cuestión
del divorcio de Enrique VIII. En 1534 Enrique VIII promulga el acta de
supremacía, según el cual el rey tiene poder para intervenir en los asuntos de la Iglesia, y no el papa. Las
diferencias entre la Iglesia
católica y la anglicana se producen con el tiempo, por las decisiones de
distintos reyes.
La Contrarreforma
También en el seno de la Iglesia católica se hace
un intento por moralizar la vida eclesiástica y tener un espíritu más
evangélico. Los jesuitas intentan una conciliación con los protestantes, para
lo que elaboran el mito de la
Iglesia primitiva, y defienden el estudio del Evangelio. Pero
los jesuitas tienen un voto de obediencia al papa que será la esencia de la
contrarreforma. Además, los jesuitas negarán la religiosidad íntima, en favor
de la de los grandes ritos.
La Contrarreforma
toma cuerpo en el Concilio de Trento (1545-1563), que se convoca a petición de
todo el mundo, para resolver los litigios planteados. En un principio pretendía
reconciliar a la Iglesia
católica con los protestantes, pero triunfaron las tesis más intransigentes. El
concilio lo convocó Pablo III y lo cerró Pío IV. Tras la discusión se
decretaron una serie de normas para los ritos y la organización de la Iglesia, que serían de
obligado cumplimiento para todos, y que durarían hasta el siglo XX. Es, ante
todo, un concilio normativo en el que se organiza la doctrina y se determinan
los dogmas de la
Iglesia. Declara que sólo el clero tiene potestad para
interpretar la Biblia,
y que la fe en Dios es fundamental para la salvación así como las buenas obras.
Se estipula el uso del latín en las ceremonias, y se reafirma el poder
jerárquico dentro de la
Iglesia.
La Inquisición
se convierte en la guardiana de la doctrina de la Iglesia y la defensora del
Concilio. La Inquisición
se había creado para perseguir las herejías, no a los infieles. Era la única
institución que tenía una legislación común para todos los reinos y todo el
territorio, y por encima de la autoridad política, aunque la ejecución de la
sentencia dependía del poder civil.
En el Concilio de Trento se crea el Índex, en 1559, con los libros que estaba
prohibido leer a los cristianos. Este Índex no dejará de crecer a lo largo del
tiempo.
La complicación de la liturgia hace necesario que la gente tenga una cierta
cultura, y el Concilio se preocupa mucho por la educación del pueblo. Nacen,
así, las órdenes educativas, como los dominicos o los jesuitas, para enseñar la Doctrina
Tomado de:
http://www.pastranec.net/historia/indice-h.htm
miguel angel bahos muños 7,2
ResponderEliminaresto nos cuenta como el papa en los comienzos de la edad moderna era ambicioso por el poder politico
ResponderEliminar